La Historia habla a través de la Torre Bofilla de Bétera

Taifa, acecho, sitio. Palabras algunas en desuso, otras difícilmente oíbles. Sin embargo, forman parte de la cultura valenciana y española, arraigadas en la historia y perceptibles en el patrimonio, que se acuna silencioso a través de los años, de las décadas, de los siglos. En Bétera el relato de la historia llega a través de la voz de la Torre Bofilla, una edificación de origen islámico datada del siglo XI y parte de la red de edificaciones defensivas de la taifa de Valencia que permitió a los árabes vigilar el acecho de los enemigos. Su ubicación es bastante singular dado que al contrario que otras torres del estilo, situadas cerca del núcleo histórico de los actuales municipios, la Torre Bofilla se enclava a más de tres kilómetros de Bétera, en el territorio de una antigua alquería musulmana. Sólo salió a la luz después de realizar varias excavaciones en las cercanías de la edificación, cuando se observó que los antepasados islámicos construyeron allí por las favorables características para la vida dada la proliferación de agua y con ella la fertilidad de los cultivos, además de alzarse más de quince metros para lograr una vista panorámica que avisase de las invasiones enemigas. 

La Bofilla cuenta con unas dimensiones exactas de 16,5 metros de altura y una base cuadrada de 6,15 metros de lado, que se estrecha hasta los 5,2 metros en la parte superior. Está considerada como Bien de Interés Cultural y su estado actual es fiel al de su construcción originaria, después de un gran proceso de reconstrucción y remodelación que finalizó en 2010. Habilitada, desde entonces, al turismo, es posible ascender a la parte alta de esta edificación gracias a una escalera con reminiscencias a las de antaño y presenciar, desde su atalaya, una vista privilegiada de toda la comarca del Camp de Turia. Los versos de la Historia afirman que solo estuvo en funcionamiento durante unas décadas, desde su edificación hasta 1238, cuando se produjo la reconquista de Valencia por parte de Jaime I. A partir de entonces quedó despoblada y, aunque se continuaron utilizando las tierras cercanas para el cultivo, los que habitaban los alrededores se aglutinaron dentro del núcleo urbano actual de Bétera. Historia viva. 

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