El territorio valenciano es tierra de fiestas populares, de interacción en las calles, de crecimiento en colectividad. Es por ello que patrimonio también son las celebraciones que tienen lugar a lo largo de la geografía. Hacemos un repaso por algunas de ellas, arraigadas en el tiempo y con una aceptación popular que las convierte en parte de la idiosincrasia local. Les Alfàbegues de Bétera supone una fiesta popular que se encuadra dentro de la programación de las fiestas de la Mare de Déu d’agost (del 12 al 22 de agosto), aunque tradicionalmente siempre se había celebrado el día 15 de agosto como ofrenda a la Virgen de la Asunción. Consiste, así, en la exposición de plantas de alfàbega (albahaca en valenciano) que previamente han sido plantadas a finales del mes de marzo. Todas las plantas son transportadas al Huerto de Albahacas de la iglesia del pueblo en ofrenda a la patrona. Allí, dos obreras solteras eligen dieciséis de las plantas presentadas y, acompañadas de los mayorales -encargados de organizar las fiestas-, procesionan de nuevo hasta la Plaza de la Iglesia, donde esperarán dos obreras casadas, que entregan una mantilla a cada una de las protagonistas anteriores, en un auguro de fertilidad y suerte para un matrimonio futuro.
Como planta mediterránea, la albahaca, cuanto más calor recibe durante su proceso de crecimiento, más aumenta su tamaño. Por ello, es normal encontrar las plantaciones más llamativas los años más cálidos. De hecho, uno de los alicientes de esta fiesta es comprobar si se bate el récord de altura en una planta de albahaca de estas características, registrado en el año 2012 con 2,86 metros. Se dice que esta fiesta cuenta con más de 400 años de tradición, situándose su origen como una ofrenda a la fertilidad en los siglos XIII y XIV. De esa misma época se han documentado el crecimiento y la plantación de las primeras albahacas en el municipio. Durante los días previos, además, todos los vecinos del pueblo se encargan de decorar todas sus calles, esperando el paso del desfile que centra todas las miradas de la festividad.
Muy cerca se encuentra Paterna. Una de las señas de identidad del patrimonio festivo de la comarca de l’Horta, la Cordà que allí se celebra data su origen en el año 1863, cuando aparecen las primeras informaciones en la prensa. Actualmente, para poder acceder, además de material protector, se debe contar con un conocimiento y certificación, adquirida mediante un curso formativo. Ha sido, siempre, un elemento clave en la estructuración de una cultura popular propia en Paterna y no es extraño encontrar constantes referencias a ella en literatura, prosa y poesía desde 1900. Además, por su naturaleza integradora e introspectiva, sus características han ido evolucionando, dando paso a la desaparición del conocido ‘Bouet’ -aunque todavía se recuerda con una noche de disparo tradicional-, la construcción del ‘Cohetódromo’, situado en pleno centro histórico, entre las torres árabes, y nacido para cumplir con la legislación de seguridad o la ya comentada formación de acceso. Este acto representa la culminación de las fiestas mayores del municipio, se celebra la madrugada siguiente al último domingo de agosto y se llegan a disparar más de 75.000 cohetes durante alrededor de 20 minutos, con un ritmo de 2.000 cohetes por minuto, llenando de luz la noche paternera. Está considerado, además, como uno de los shows pirotécnicos más impresionantes de todo el mundo. La Cordà es, desde 2017, Fiesta de Interés Turístico Nacional.